La Agraciada y la salida fiscal de Theodoro Gómez.

Tenía sabido por mi abuela Marta, que teníamos descendencia directa de “aquel Thomás Gómez, el que tenía que llevarle los caballos a los Treinta y Tres” decía sonriendo, y agregaba “pero nunca llegó, tuvo que escaparse porque lo descubrieron y lo iban a matar” decía con una sonrisa que iba del orgullo a la verguenza de una sola vez y terminaba riendo.

Por lo tanto cuando mi hermano quizo investigar en nuestros orígenes, para armar nuestros pasados ancestrales, y el karma heredado de ellos, ví una buena oportunidad para investigar y sacarme algunas dudas entre ellas este relato de mi abuela, y de paso dar un pintoresco paseo por la historia.

Acompañan este documento algunas fotos recolectadas por mi tía Chichita que en un verano y creo que de un tirón, se armó tremendo archivo fotográfico familiar. Si bien no son de la época exacta, sinó más bien bastante más acá, allá por el 1910, son una buena referencia para darnos un pantallazo, de lo que fué y lo que somos.

El siguiente documento es una transcripción que adjunto, que es original del la Asociación de Escribanos del Uruguay

http://documentos.aeu.org.uy/050/059-1-53-58.pdf

La Agraciada y la salida fiscal de Theodoro Gómez.

A la inquietud investigadora del colega Enrique Almeida Oneto, debemos la reconstrucción de la salida fiscal, de los campos que fueron de don Theodoro Gómez, en la horqueta de los Arroyos Agraciada y Agraciada Chico.

El interés del colega Almeida, se vincula al nacimiento de un pueblo coloniense, el de Agraciada, uno de los tantos pueblos de nuestra patria, que han surgido en nuestras ondulantes llanuras, por la concurrencia de curiosos factores de aglutinamiento.

En los campos de Theodoro Gómez, se asienta parte de la actual localidad de Agraciada.
El proceso de adquisición por Gómez, de estas tierras o realengos, a la Corona Española, es de una tramitación muy lenta, pero perfecta, en lo que hace al cumplimiento de las leyes que regían la materia.

Hasta el año 1960, la investigación de las salidas fiscales, era una tarea habitual para el Escribano, habida cuenta de no existir un principio de usucapión para las tierras públicas, fuera, de lo dispuesto por el art. 1194 del Código Civil.
Vale la pena entonces, que nuestros jóvenes colegas tengan ocasión de comprobar en este caso tan interesante desde el punto de vista histórico-jurídíco, el complicado mecanismo administrativo que se ponía en marcha, cuando un vecino denunciaba tierras realengas, para
adquirir a la puja o al mejor postor, como hoy decimos. Verificar asimismo, una de las formas jurídicas, la venta a vela y pregón, a través de las cuales fue moviendo el dominio privado en nuestro territorio y en los países hermanos del continente americano.

CAMPO DE THEODORO GÓMEZ

La maquinaria burocrática y el expedienteo se puso en movimiento el día de los Inocentes de 1973. Ese día, Theodoro Gómez se presentó ante el Alcalde de la Santa Hermandad del Partido de las Víboras y dio poder a un vecino de Buenos Aires para realizar ante las autoridades de la capital del Virreinato las gestiones que se indicarán.
Gómez, en la oportunidad, declaró ser vecino del Partido del Espinillo y estar ocupando un campo realengo, es decir, propiedad de la Corona Española, en el cual tenía ganado vacuno y caballar.
El terreno de referencia quedaba comprendido entre los actuales arroyos Agraciada y Agraciada Chico y “la cuchilla que divide las aguas a Polancos” (hoy llamada Cuchilla del Sauce).
El apoderado debería denunciar la calidad de campo realengo.

La denuncia. — La denuncia consistía en hacer conocer a las autoridades virreinales que el campo era propiedad de la corona, para que éstas dispusieran la venta, previas las formalidades legales. El apoderado, cumpliendo lo encomendado, muy pronto inició el petitorio.
El Virrey de Buenos Aires ordenó al juez más cercano al” campo que verificase la calidad de realengo y, si ello se constataba, se cumplieran las siguientes
diligencias: se designara agrimensor para su mensura, la que se realizaría citando a todos los vecinos y al poseedor, dejando constancia de la calidad de sus aguas, pastos, árboles, montes y demás circunstancias buenas y malas; se nombraran luego a personas imparciales, prácticas y versadas para que cada uno por sí aprecien y tasen las tierras según su leal saber y entender; y para el caso de ser el terreno muy dilatado se dividiese en suertes de estancias; y que finalmente se diesen los pregones dispuestos por derecho. Corría el mes de abril de 1794.. .

Información. “Vista de ojos”. Mensura. Tasación. — Pasan dos años… el trámite permanece paralizado. En abril de 1796 continúan las gestiones; la acción ya no se desarrolla en Buenos Aires sino de este lado del río.
Theodoro Gómez entrega al Alcalde de Víboras, ahora Gregorio Illescas, la orden impartida dos años antes en la capital virreinal. De inmediato se prosiguen las actuaciones en el propio paraje de ubicación del campo denunciado, (“en el partido del Espinillo, en el Paraje de la Costa del Arroyo de la Graceada”, según dice textualmente el documento elaborado por el Alcalde actuante) .
El Alcalde comienza a cumplir los procedimientos en la zona de ubicación del campo, compareciendo los vecinos linderos Gregorio Barrios, Josef Ledesma, Tomás de Alza y Diego Jara, a quienes tomó juramento e interrogó por separado.
Los linderos informantes coincidieron en expresar que el terreno era realengo y no había tenido otro dueño que Su Majestad, siendo tierras de panllevar y con abrojos, principalmente en las cañadas.
La próxima diligencia que se cumplió por el Alcalde fue nombrar Agrimensor para la mensura del campo.
De inmediato el Juez, acompañado de testigos, de los vecinos linderos y del Agrimensor pasó a realizar “vista de ojos de todo el terreno. . .” Y “. . .después de haberlo andado todo, por los lados, medio y fondo, resulta ser de la misma calidad que consta en la información. No tiene potrero, ni monte alguno, las aguadas . . . muy escasas.. . y no son de muy buena calidad por correr por cañadas bajas de calidad algo cenagosas y pantanosas, los pastos… de no muy buena calidad”.
Al día siguiente se inició la mensura por parte’ del Agrimensor, con la presencia del Alcalde, testigos y vecinos.
Antes de empezar sus trabajos el Agrimensor puso de manifiesto a los presentes una aguja de marcar y una cuerda de cáñamo buena y sana en la que se midieron cien varas castellanas. Se ordenó clavar un mojón grande de piedra que serviría de referencia y la operación de mensura continuó durante dos días.

Terminada la mensura, el mismo día el Alcalde designó dos tasadores, para lo cual nombró “sujetos idóneos y de práctica imparcial y de conocida buena conducta”, quienes juraron y prometieron tasar bien y fielmente según su leal saber y entender. Los encargados de la tasación, se extendieron en consideraciones —reiterando lo expresado por los anteriores informantes— de que el bien no tenía monte… ni potrero… poca aguada. . . y con abrojales. . y fue así como algo más de 2 . 500 cuadras de campo fueron tasadas en 50 pesos en total.

Edictos. Pregones. Remate. —- Otra vez se desplazan los participantes de es te expediente; ahora deberían darse los pregones en la población más próxima al campo, que era el pueblíto de Víboras.
Según testimonios de la época esta población —nuevo escenario de nuestro trámite— es de muy reducida extensión, sólo 16 manzanas (más o menos 4 cuadras de largo por cuatro cuadras de
ancho), está lleno de abrojales y otras yerbas perjudiciales, allí viven solamente alrededor de 20 familias
y las construcciones sólo son casas “todas de paja”.
Allí está otra vez el Alcalde junto a un nuevo personaje interviniente, el pregonero del pueblo, el moreno libre Sebastián Escobar.

En ese medio, con la actuación de tales funcionarios y ante la sencillez de los escasísimos moradores del lugar, se debían seguir los procedimientos ideados por los doctos letrados de la Corte de España.
Dos días antes se habían fijado edictos, en una esquina de la Plaza del Pueblo, haciendo saber que sí alguien quisiese hacer postura por sobre la tasación le sería admitido. Son las cuatro de la tarde (día 25 de abril de 1796), en la misma Plaza del pueblo, el Alcalde manda al pregonero diese el primer pregón
de estas tierras y éste anuncia que”. . .se venden por cuenta de su Majestad y están tasados en 50 pesos”; no hay quien dé más y no ha salido postor, ni opositor.
En los días sucesivos, siempre a las cuatro de la tarde, en la misma Plaza, Alcalde y Pregonero repiten la misma escena. Así un día, dos días, tres días. . . veinticinco días … y veinticinco veces con el mismo resultado, nadie dá más, no sale postor, ni opositor.

El día que la operación se está repitiendo por vez 26, una novedad surge. . . Hay alguien que dá más. . . es un apoderado del lindero Manuel Gardeazábal, quien hizo postura de dos pesos más sobre la tasación.
En los días siguientes se llevan a cabo los pregones 27… 28… 29… y 30. No surgen novedades, no ha comparecido otro postor, ni opositor.. . ni siquiera el propio denunciante Theodoro Gómez.
Se habían cumplido las formalidades impuestas por derecho, otra etapa estaba por concluir.
Gardeazábal y Theodoro Gómez son notificados que deben concurrir, dentro del plazo de 30 días, a la Capital del Virreinato.
Pasa un año. . . Los 30 días se hacen largos ya que el trámite permanece más de un año paralizado, hasta que—a solicitud de Theodoro Gómez— continúan los procedimientos, y se ordena dar los tres pregones que faltan. Pero de acuer do con las normas de derecho estos 3 anuncios deberían realizarse en la Capi
tal Virreinal. Todo fue cumplido; el primer día el pregonero de Buenos Aires hizo el primer pregón; en igual forma procedió el día siguiente; y al tercer día se realizó igual diligencia. Nadie compareció.
La publicidad todavía no estaba completa, a pesar de los 30 pregones dados en Víboras y de los 3 de Buenos Aires, los anuncios debían continuar, y cumpliendo lo dispuesto se fijaron ocho carteles en Buenos Aires anunciando al público el día en que se realizaría el remate.

El día del remate llegó. Es viernes 15 de setiembre, en horas de la tarde, corre el año 1787, están presentes altos funcionarios reunidos en Junta de Almonedas, con la debida asistencia de Escribano, y se imparte la orden al Pregonero quien con altas e inteligibles voces, dice al público que hagan posturas por este campo realengo, y el pregón se siguió repitiendo hasta que compareció Theodoro Gómez y aumentó la postura, la que fue mejorada por otro concurrente, y sucesivamente se fueron pujando ambos hasta la cantidad de 351 pesos que ofreció Theodoro Gómez; y tal como correspondía, esa postura se siguió pregonando por el resto de la tarde, y como no apareció, persona que la mejorase, al ponerse el sol las autoridades presentes ordenaron se realizaran tres apercibimientos diciendo: “Pues no hay quien puje, ni quien dé más de 351 pesos, que buena, que buena, que buena y verdadera pro le haga… a Don Theodoro Gómez” El remate estaba concluido, quedaba pendiente pagar el precio
y los impuestos.

Pago del precio. Título.— En constancia puesta alrededor de un año y medio más tarde, se establece que fueron abonados el precio y los impuestos.
Las autoridades aprueban todo lo actuado y ordenan se expida el título correspondiente a favor del comprador. (Estamos a mediados del año 1799).

Todavía habrían de transcurrir otros 5 años más… Después de más de un lustro se extiende a favor de Theodoro Gómez la documentación que acredita su derecho de propiedad, con la firma del Virrey Marqués de Sobremonte y el “sello de sus armas” y refrendado por el Escribano Pedro de Velazco.

Como requisito final, el título fue confirmado; (corrían los últimos meses de 1804).
Ahora sí, el trámite había terminado, y había terminado definitivamente. Habían pasado 10 años, algo más, desde que lo comenzara.
Hoy a más de un siglo y medio de estos hechos la impecable firma del Virrey Marqués de Sobremonte y el intacto “sello de sus armas” en papel repujado, siguen lucientes al pie de esos escritos.

Carta y real provisión. –Como culminación de las gestiones se despachó al Alcalde de Espinillo una “carta
y real provisión” muy extensa que comienza así:
“Don Carlos por la Gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalem, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias,
de las Indias Orientales y Occidentales, Islas y Tierra Firme del Mar Océano, Archiduque de Austria, Du
que de Borgoña, de Bravante y de Milán, Conde de Azpiroz, Flandes, Tirol y Barcelona, Señor de Vizca
ya y de Molina: A Vos el nuestro Juez, o justicia del Partido de Espinillo de la otra banda de este Río
de la Plata, a quien toca la, ejecución y cumplimiento de lo que después se hará mención en esta nuestra carta y provisión real; Salud y Gracia:
Sabed, que. . .”.
Y a continuación, aquel que era Rey, Archiduque, Duque, Conde y Señor de vastos dominios hacía saber, a quien solo ostentaba el cargo de Alcalde de la humilde comarca de Espinillo, que una extensión de tierra de ese distrito al patrimonio del vecino Theodoro Gómez.

AGRACIADA

Ubicación histórico-geográfica. —Cuando fallecieron Theodoro Gómez y su esposa Juana Acosta,  quedaron siete hijos de este matrimonio, llamados: Tomás, Valentín, Remigia, Andrea, Cayetana, Simona y Vicencia.
En el año 1873, el campo fue mensurado nuevamente y por el plano levantado en la oportunidad se comprueba la existencia de varias construcciones dispersas por el campo, las cuales correspondían a Tomás Gómez, Mateo Gómez, Gerónimo Callero, Pascuala Callero, José Nereo Gómez, Remigia Gómez, Manuel Bermúdez, Seferino Callero, Justo Callero, Ángel Domato, Valentín Gómez, otra población sin indicación de su morador, otra de Ventura de los Santos e incluso una pulpería. De donde resulta la existencia de 13 poblaciones y un comercio. El plano arrojó una superficie, de 2.560 cuadras cuadradas en total y se vendió en fracciones para repartir entre los sucesores del matrimonio Gómez Acosta.

Transcurrió más de un lustro desde que se levantó el citado plano hasta que los interesados documentaron el reparto del campo. Por ese entonces, incluso algunos de los hijos del nombrado matrimonio también habían fallecido. La partición se firmó a fines de 1879.

Hecha la distribución de las fracciones, centraremos nuestra observación en uno de los lotes—el adjudicado a Ventura de los Santos— porque una parte de la actual localidad de Agraciada está
situada dentro de esa fracción. Ventura de los Santos entró en la partición por ser sucesor de Simona Gómez Acosta, que había fallecido antes de la distribución.

Uno de los límites naturales de su fracción era una cuchilla (la “Cuchilla que vierte aguas a los arroyos Agraciada y Polancos” según dice el plano), sin lugar a dudas la actual Cuchilla del Sauce.
Dentro de este lote están dos de las construcciones antes mencionadas (la del propio de los Santos, y la pulpería); del plano podría deducirse que ambas construcciones estarían distantes aproximadamente 700 metros entre sí, y que ambas estarían sobre la línea de la cuchilla. Allí mismo o muy cerca, luego
surgiría Agraciada.
Dada la importancia económica y social que en la época pudo tener una pulpería, parece lógico preguntarse: ¿Hubo alguna relación entre la existencia de este comercio y el surgimiento posterior
de la localidad de Agraciada? ; y, en caso de que haya existido, ¿ésa relación en qué consistió?; ¿Quién fue su propietario? ¿Acaso Ventura de los Santos? ¿Quiénes lo sucedieron?; ¿Cuál fue la importancia socio-económica del establecimiento?

NACIMIENTO DE AGRACIADA

¿Cómo y cuándo nace la actual localidad de Agraciada?
Fallecido Ventura de los Santos su viuda Jacinta Baéz de de los Santos o Jacinta Baéz de dos Santos, como dicen algunos documentos de la época, y sus hijos vendieron varias fracciones que a comienzos de este siglo llegaron a ser de Antonio Pedro Bayo.

Antonio Pedro Bayo: Muchísimas veces ha sido reconocido el papel protagónico que en la marcha de la población le cupo a Antonio Bayo, y por tal motivo son de interés e importan mucho sus relacionadas con la región.
Oigámosle; en declaración realizada en el año 1906, refiriéndose a su fracción de campo de esta zona dice: “Está situada en un paraje muy comercial y de positivo progreso, llamado en breve a ser un pueblo. . .”. Y luego agrega: “hice edificar por mi cuenta lo siguiente: un galpón de material con techo de zinc compuesto de 43 metros de largo por 21 de ancho el cual arriendo al Molino de Bayo, Bianchi, Cuculic y Pérez, para depósito de cereales, por el precio de 450 pesos anuales; un edificio de material techo de zinc, compuesto de seis habitaciones con 30 metros de largo por 5 de ancho que alquilo a la Instrucción Pública con dos hectáreas de terreno por el precio de $ 180 al año; un edificio de material techo de zinc con tres habitaciones y un galpón, con dos hectáreas de tierra que arriendo a Don Nicolás Roca para carnicería por 240 pesos por año, un edificio de material techo de zinc y parte de tejuela de cuatro habitaciones, con 18 metros de largo por 4 1/2 de ancho que arriendo con una hectárea de terreno a Don Manuel Camesella para barbería por 96 pesos al año; un edificio de material techo de zinc con cuatro habitaciones, compuesto de 20 metros de largo por 5 de ancho, que arriendo con una hectárea de tierra a Don Manuel Balbi para un giro comercial, por ciento ocho pesos al año”.

Se desprende de lo expresado que Antonio Bayo, en 1906, estimaba que había un pueblo en formación, muy bien ubicado, pero que todavía no había llegado a ser tal, aunque podría serlo pronto, ello surge claramente de su afirmación “. . .está situado en un paraje muy comercial, y de positivo progreso, llamado en breve a ser un pueblo . . .”.

 

6 comentarios en «La Agraciada y la salida fiscal de Theodoro Gómez.»

  • el 25 septiembre, 2018 a las 5:36 pm
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    Interesantísimo. También soy descendiente de Teodoro Gómez. Nací en el casco de lo que quedaba de la vieja estancia de Pedro Alza (hermano de Juan y como este casado con una hija de Tomás Gómez)Tengo el árbol de ellos aunque puede estar incompleto, pero lo que atesoro son relatos de Rosa, Luciano y Celestina, que murieron nonagenarios y contaban historias de los prolegómenos del desembarco de los 33. La caballada que montaron al pisar suelo patrio, pertenecía al abuelo de ellos, don Tomás al ser descubierto por Laguna, encomendó la tarea a sus cuñados Manuel y Laureano Ruiz. Hoy mi testimonio forma parte de lo que se llama relato de boca en boca, que como tal no ofrece pruebas ,pero siendo en cadena de buena fe resulta un documento valorable. Gracias por lo tuyo y un cordial saludo.

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    • el 25 septiembre, 2018 a las 9:11 pm
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      Qué genial contar con tu testimonio también! Muchas gracias por compartirlo. Yo armé mi árbol en Family Search, te buscaré ahí a través del tronco común.
      Un fuerte abrazo. Saludos! Gabriela.

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  • el 31 agosto, 2020 a las 4:53 am
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    Hola, cargué algunos datos en el árbol en family search, saludos.
    Nicolás

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  • el 3 julio, 2021 a las 5:43 am
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    Muy interesante. No tenía todos esos detalles de la historia. También soy descendiente de Teodoro y Tomás Gómez. Me encontré con esto por casualidad porque estoy intentando hacer el árbol genealógico en family search. Gracias! Saludos.

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    • el 28 abril, 2023 a las 6:53 pm
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      Hola, están los datos ya ingresados en Family Search, únete al árbol! Saludos 🙂

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