Gustave Doré: Impronta del ilustrador, desde los clásicos al cine.

Gustave Doré: Impronta del ilustrador, desde los clásicos al cine.

Gustave Doré (1832-1883) fue el más popular ilustrador de todos los tiempos. A lo largo de su vida realizó más de 10.000 grabados para unas 4.000 ediciones distintas. Increiblemente, en el periodo de 1860-1900 (incluso tras su muerte) aparecía una nueva edición con grabados suyos cada 8 dias.

Sus 238 grabados para biblias fueron el más popular conjunto de ilustraciones con más de 1.000 ediciones distintas.

Pero su arte iba mucho más allá de la ilustración, como lo demuestra que el monumento a Alejandro Dumas que aún puede admirarse en París, fuese realizado por Doré

Gustave Doré nació en Estrasburgo en enero del año 1832. Era un chico prodigio. Sus primeros dibujos los hizo con tan sólo 5 años. Pero su explosión llegó algo mas tarde, aunque no tardaría demasiado. Con sus padres visitó París a los 15 años y quedó enamorado del aire bohemio y artístico que la ciudad respiraba. Esa misma noche trazó un plan; fingiendo una enfermedad inexistente pidió a sus padres que salieran sin él.

Dibujó varios bocetos y los llevó a una editorial, dirigiéndose al despacho del editor Charles Philipon. Soltó sus dibujos en la mesa y le dijo “Así es como deben hacerse las ilustraciones”. Se quedó impresionado por la calidad de sus dibujos y le pidió más, cosa que hizo sobre la marcha. Sin permitirle marcharse, buscó a sus padres y allí mismo consiguió firmar un contrato.

Así su primer libro salió a los 15 años; una satira titulada “Los trabajos de Hércules”, libro publicado en 1847 y hoy casi imposible de encontrar en el mercado. Doré escribió el texto, realizó los dibujos y los grabó en piedra. A los 16 años era el ilustrador mejor pagado de toda Francia., cobrando más que Honoré Daumier. Nunca le habían explicado ni una palabra sobre arte.

Su primer trabajo es publicado por el editor parisiense Charles Philipon, que lo presenta al público en estos términos: “Los trabajos de Hércules fueron compuestos, dibujados y litografiados por un artista de quince años, que aprendió a dibujar sin maestro y sin estudios clásicos.”

En 1854 realiza su primer libro ilustrado, “Rabelais“, encargado por Paul Lacroix, con 103 dibujos.

Apartir de ese momento Doré se convierte en un ilustrador infatigable de grandes obras literarias, entre las que se encuentran “Los Cuentos droláticos” (1854), de Balzac; “El Judío Errante” (1855); “La Divina Comedia” (Infierno: 1861; Purgatorio y Paraiso: 1868); “Las Aventuras del Barón Münchausen” (1862); “Los Cuentos de Perrault (1862); “Viaje por España” de Davillier (1862); “Atala” de Chateaubriannd (1863); “Don Quijote de la Mancha” (1863); “La Sagrada Biblia” (1865); “El Reino de Fairy” cuentos en verso de Tom Hood (1866); “Las Fábulas de La Fontaine” (1867); “El Paraiso Perdido” de Milton (1867); “Los Idilios” de Tennyson (1868); “River Legends” de Edward Hugessen (1875); “La Historia de las Cruzadas” de Joseph François Michaud (1877); “La Balada del viejo marinero” de Coleridge (1878); “Orlando furioso” de Ariosto (1878).

En pocos años, se distribuía en casi todas las lenguas europeas y hebreo. La Santa Biblia de Doré casi forma la base de todos nuestras imágenes actuales de las historias de la Biblia. Antes de Doré, los artistas no intentan a representar una probabilidad de historia. No seguían siendo honestos a los details del período, embelleciendo sus escenas con los trajes espléndidos o los anacronismos. Sin embargo, Doré estudiaba las escenas y los lugares que encontraba más importantes en la Biblia, y los pinta cuidadosamente, teniendo en cuenta los trajes, de las enfermedades, y de las actitudes de la gente en cada historia.

Empleaba la mejor escuela de grabadores para reproducir su arte. Dibujaba sobre los bloques de madera con un lápiz, un pincel, y de los lavados de sombra. Tras varios años, tenía de confianza en algunos grabadores particulares, incluido su amigo, a H. Pisan. Doré trabajó con más de 40 grabadores distintos, entre los que se encontraban Pannemaker, Beltrán o Piaud por citar algunos. A menudo, los nombres de grabadores figuraban con el del artista en parte baja de cada ilustración.

El triunfo europeo de Doré como dibujante e ilustrador de libros, oscureció su obra como pintor atestiguada por más de 200 cuadros. Pese a que concurrió desde su juventud, y de forma constante, con sus cuadros a los Salones de París, su pintura nunca fue debidamente estimada en Francia.

Pero Lodres si rindió merecido tributo a sus pinturas, creando una “Doré Gallery“, museo únicamente doreano en New Bond Street.

En su CATÁLOGO de la OBRA COMPLETA de GUSTAVE DORE publicado en 1931, Su autor Henri Leblanc contabilizó 9850 ilustraciones, 68 títulos de música, 5 carteles, 51 litografías originales, 54 “lavis”, 526 dibujos, 283acuarelas, 133 pinturas, 45 esculturas…

Sus últimos años.

Doré nunca se casó, pero siguió viviendo con su madre después de que su padre falleciera en 1849 y vivió solo después de la muerte de su madre treinta años más tarde. Hacia el final de su vida, sufrió melancolía y depresión.

Las visiones infernales, el amor y la muerte habían atraído a Doré a lo largo de su carrera; basta pensar en los temas de los libros que ilustró para abordar temas más bien morbosos o inquietantes, en particular en sus esculturas.

En este tiempo, ilustró el poema de Poe El cuervo – imágenes de un hombre de luto por su difunta esposa.

Obra que no llegó a ver terminada ya que murió a las pocas semanas de cumplir 51 años.

 

Su influencia en el cine.

Según Ray Harrihausen (1920-2013), maestro de los efectos especiales cinematográficos, “Gustave Doré habría sido un gran jefe operador (…) mira las cosas con el punto de vista de la cámara”. La obra de Doré ha marcado de forma indeleble el imaginario fílmico, desde sus orígenes. Y el cine, a cambio, ha “grabado” a Doré en el imaginario del siglo XX.

Hay pocas películas sobre la Biblia, desde “Vida y Pasión de Jesucristo” producido por Pathé en 1902, que no hagan referencia a sus ilustraciones, ni adaptación cinematográfica de Dante o también del Quijote que no le hayan tomado por modelo, de Georg Wilhelm Pabst y Orson Welles a Terry Gilliam.

No hay películas sobre la vida londinense y victoriana que no se inspiren, para sus decorados, en sus visiones de Londres, una peregrinación, ya sea en David Lean, Roman Polanski o Tim Burton.

Muchas escenas oníricas, fantásticas, fantasmagóricas proceden de la obra gráfica de Doré, desde el Viaje a la luna de Georges Méliès en 1902.

Sus selvas “primitivas”, en particular las de Atalá, han servido para las distintas versiones de King Kong, de 1933 hasta la película de 2005 por Peter Jackson que ya se había apoyado en la obra de Doré en “El Señor de los anillos” (2001 y 2003).

Sus criaturas de fantasía inspiraron, entre otros, a George Lucas para la aparición de Chewbacca en Star Wars (1977). Puss in Boots, de DreamWorks Pictures, que aparece por primera vez en Shrek (2004), es una copia uno a uno de la colección de cuentos de hadas de Doré Booted Cat Doré dibujada para Charles Perraults. 

La primera versión cinematográfica de La Bella y la Bestia (Jean Cocteau, 1945) está fuertemente influenciada por las ilustraciones de la misma obra, así también cuando se comparan las ilustraciones de Paradise Lost con los paisajes de Peter Jackson en El Señor de los Anillos (2001) y King Kong (2005).

  

Aunque creó muchas obras serias para poemas épicos de grandes autores, Dore también ilustró muchos cuentos de hadas, incluyendo Caperucita Roja y Cendrillon, o Cenicienta. La historia de Cenicienta fue tanto una influencia cultural en el siglo XIX como lo es hoy en día, como una historia de circunstancias injustas y la capacidad humana de esperar que la magia pueda ayudarnos a superar esas circunstancias.

Fue en el siglo XIX cuando el hermano Grimm escribió la versión de la historia que era muy popular en ese momento. Su gran recopilación de cuentos de hadas se publicó por primera vez en 1812, y numerosas ediciones siguieron a la primera a lo largo del siglo XIX, todas ellas ampliamente ilustradas, incluyendo obras de Gustave Dore.

Con música deTchaikovsky.

Parece que cuando Tchaikovsky compuso la Obertura 1812 estaba pensando en esta película.

Cine mudo de Ferdinand Zecca y Lucien Nonguet de 1905.

Producción de Pathé

Freres Virgen María – Madame Moreau

José – Monsieur Moreau

Hay que valorar las buenas condiciones en que ha llegado esta película a nosotros y ensalzar la coloración de la misma, cuando no existía el cine en color, y era tintado manualmente por gran número de mujeres.

Pequeños ajustes de color en este vídeo han sido realizados por José Martín Roldán.

Música de la Biblioteca de Audio de YouTube: Obertura 1812 de Tchaikovsky.

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